Esta exposición es un diálogo entre la Colección Municipal Arte Contemporáneo del Ayuntamiento de Madrid y la Colección Mariano Yera.
O lo que es lo mismo, un juego de distancias entre una colección pública y una colección privada, entre diversas formas de coleccionar, entre la idea de geometría y réplica, entre lo figurativo y lo abstracto, entre géneros y generaciones, entre ver y mirar, entre pintar pintura y pintar sin pintar.
Un juego que se extiende a mi labor como comisaria, que implica colocarme frente al arte contemporáneo como lo haría una modista: diseñando una idea, creando un patrón, poniendo en diálogo unas piezas con otras, confeccionando un relato.
Hablo de coordinar y medir, pero no por pulgadas como quien manda una onza de pasas, sino medir por el ritmo, el volumen y el desplazamiento: calcular los ángulos como lo hace un pájaro que vuela a través de una celosía de ramas, visualizar la planta de un edificio como lo hace un arquitecto o sentir la presión de las líneas cuando dibujamos sobre un papel al igual que un marinero siente la tensión de las velas a fin de ceñir más o menos el viento.
Ese instante que es fundamental en el gesto artístico, tanto interno como externo, y entre lo que hay distancia cero.
Sobre esa diatriba gira esta exposición.
Sobre ese proceso de creación lleno de dilemas y proezas, donde el pensamiento deviene idea, donde la idea se vuelve imagen y donde la imagen genera un mensaje.
Ese momento intensamente personal y, sin embargo, universal, ese instante de libertad creativa que te aísla de los demás pero que, a la vez, te une a ellos, tan complejo de descifrar como la matemática aplicada o los ejercicios de cálculo llenos de velocidades desiguale.
Este proyecto habla de todo ese universo que hay en los pequeños gestos: una risa de alivio, la torpeza al caminar, convivir codo con codo.
Habla de esa ligera contradicción donde se ciñen los detalles que nos diferencian y nos unen.
De cómo puede narrarse una historia de la pintura a partir de saltos temporales, asociaciones estéticas, diálogos internos y caprichos del azar.
Asimismo, habla de cómo la imaginación crea el mundo y cómo el mundo cobra sentido cuando lo interpretamos.
Nadie trabaja tanto en ello como los artistas.
Así que ese camino de ida y vuelta entre A y B, entre B y A es, también, un homenaje a ellos.
Bea Espejo, comisaria de la exposición.
M,X,J,V,S,D
GRATUITO
Exposiciones